jueves, 10 de agosto de 2017

película: Aventuras en la gran ciudad

Los años 80 fueron una época dorada para el cine de acción y aventuras, infantil, drama y familiar. Numerosas producciones que se estrenaron en esta década son clásicos actuales. Pero también de vez en cuando, se estrenaban cintas bastante entretenidas que hoy día apenas son reconocidas. Es lo que ocurre con la entrada de hoy, que fue dirigida por uno de los cineastas más famosos de estos años y protagonizada por una actriz muy famosa en aquellos años, sobre todo a raíz de su participación en Karate Kid. Una película que nos muestra lo arriesgada que puede ser la profesión de canguro.


Dirigida por Chris Columbus, la cinta nos contaba como tras ser plantada por su novio la joven Chris Parker (Elisabeth Shue) accede a cuidar a unos niños. Lejos está de imaginar las aventuras que van a vivir, cuando la canguro decide ir a buscar a su amiga Brenda (Penelope Ann Miller) a la estación de autobuses de Chicago.

Es una pena que este film no sea más recordado. En la dirección tiene a Chris Columbus, que pocos años más tarde estaría a cargo de Solo en casa y su secuela, así como de las dos primeras partes de Harry Potter. Aventuras en la gran ciudad supuso su debut en la dirección, tras haberse hecho cargo de los guiones de Los Goonies o Gremlins, ambas apadrinadas por Steven Spielberg. Y desde luego que no podía haber debutado mejor. Algo se le debió de pegar a Columbus de trabajar al lado del rey Midas de Hollywood, puesto que sabe dotar de ritmo y humor a esta simpática comedia

Elisabeth Shue hace aquí uno de sus papeles más divertidos. La actriz está perfecta como canguro a la que la situación le sobrepasa, pero que sabe anteponerse ante las dificultades que le van surgiendo a lo largo de una noche difícil de olvidar. Desde que comienza la noche hasta que acaba el turno de cuidar a los niños, la canguro sufre una evolución y madura en un breve espacio de tiempo. Además resulta imposible no enamorarse de ella en la secuencia que abre el film, en la que hace un gran playback del tema Then he kissed me del grupo The Crystals. Dos escasos minutos le bastan a la actriz para meterse al público en el bolsillo, y de paso enamorar a los niños y adolescentes de la época tal y como se puede apreciar a continuación:


Shue es la cara más conocida de un reparto, en el que nos encontramos en roles secundarios a caras conocidas como la de Vincent D'Onofrio en el rol de Dawson y Bradley Whitford como Mike, la pareja que deja plantada a Chris. Si bien esta cinta no tiene más caras conocidas no importa, se basta del carisma de Shue y de los niños, que no resultan asesinables, para sostener una película con la que pasar un buen rato.


Una de las secuencias que mas me gustan de la película, es la que tiene en el club de blues en donde se refugian nuestros protagonistas huyendo de unos mafiosos. Para salir airosos del paso, la canguro y los chicos tendrán que improvisar un blues acompañados a la guitarra por Albert Collins tal y como podéis comprobar a continuación:


Esta es una cinta que me gusta mucho, el ritmo no decae en ningún momento, los golpes de humor están bien conseguidos y las breves escenas de acción consiguen mantener la atención al espectador. No necesita de nada más para resultar entretenida, es un tipo de cine familiar basado en una idea original y que no está basada en ningún libro. En los ochenta el cine destinado a un público familiar, se basaba en su mayor parte en una premisa original y que conseguía llamar la atención del público. Y esto desde luego se agradece.

Además en su banda sonora cuenta con canciones entre otros de Iggy Pop, los Rolling Stones o Muddy Waters. El encargado de la partitura es Michael Kamen, famoso compositor por haber compuesto entre otras Jungla de cristal o Robin Hood: príncipe de los ladrones.

No es ninguna obra maestra, ni pretende serlo. La película fue hecha con una sola intención, la de hacer pasar un rato entretenido. Y el objetivo lo cumple sobradamente. Es un film muy ligero, cuyo metraje pasa en un suspiro y que nos devuelve a los tiempos del videoclub. Cuando cualquier novedad en las estanterías era bien recibida, para comentarla al día siguiente con los compañeros en el patio y recomendar su visionado.

Un film a reivindicar, muy entretenido y una de esas pequeñas joyas ocultas dentro del cine de los 80.

En resumidas cuentas:
Lo mejor: la dirección de Columbus y el trabajo de Shue.
Lo peor: nada destacable.
La(s) secuencia(s): además de la del club, la huida de la guarida de los famosos.
Lo(s) momento(s): Sara colgada de un edificio y el encuentro con Dawson.
La imagen: la que cierra el film.
La frase: nadie sale de aquí sin cantar un blues (Albert Collins a Chris)

A continuación el tráiler:

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